Alergia, temperatura artificial y un par de sucesos aleatorios.
Algo de indie, unas telas negras y un flequillo mal peinado.
Un auricular roto, zapatos manchados y unos bajos de pantalón desgastados.
Aquel rincón y ya está, no hacia falta nada más.
Bueno, sus palabras fueron culpables de la primera gota que derramé.
No la última.